Este miércoles 5
de marzo presenciaremos el último
plenilunio de este año astrológico. El Sol continua su tránsito por los grados del
soñador, acuático y a veces escurridizo Piscis, no sabemos si vivimos o
soñamos, y por eso, quizás, antes de que llegue el equinoccio y con él un nuevo
año zodiacal, esta última luna llena antes de ese nuevo inicio, es en Virgo, un
signo de Tierra, que nos dirá con exactitud si soñamos o no.
Esta luna llena
ocurre a los 14º50` del eje Piscis-Virgo, y como sabemos, los plenilunios son
marcadores de los finales, es el momento de concluir, pero, ¿Qué debemos
concluir y cómo hemos de hacerlo? Para esos debemos analizar el contexto en el
que se manifiesta esta oposición entre el Sol en Piscis y la Luna en Virgo.
Dentro del
contexto astrológico, lo más relevante es tener presente que estamos cada día
más cercanos a la última cuadratura de Urano en Aries y Plutón en Capricornio.
Esta cuadratura estará siendo activada también por este plenilunio en Virgo, la
Luna se encuentra en trígono con Plutón en Capricornio y en quincuncio con
Urano en Aries, y el Sol en sextil con Plutón en Capricornio. Urano en Aries se
encuentra en conjunción con Venus mientras Júpiter arma un trígono con ellos
(Venus-Urano), como si esto fuera poco Marte en Aries está en conjunción con el
nodo Sur. Todo, esta complejidad planetaria no es más que un indicador de una
serie de procesos que están ocurriendo en nuestro mundo tanto en el mundo
externo y colectivo, como en el interno y personal. En ese mundo caótico en el
que de repente pareciéramos estar sumergidos, la luna llena en Virgo será el
faro que nos llevará sanos y salvos a buen puerto.
La energía que
emana como luz lunar durante el plenilunio no es más que la energía equilibrada
de la oposición de las energías de los dos signos complementarios involucrados.
En este caso esos signos son Piscis y Virgo, encontrar ese punto de equilibrio
entre el Agua Pisciana y la Tierra de Virgo y poder hacer uso de ella, será lo
que nos de la claridad que buscamos en estos días tan agitados.
Ese punto intermedio en el cual la disparidad Piscis-Virgo deja de serlo, está relacionado sin duda con la utilidad, con la mente, el cuerpo, y el alma.
Piscis, va por la
totalidad, se hunde en el océano existencial, contacta desde ahí con el
infinito, Virgo, al contrario busca lo concreto, es lo especifico, es un signo
mercurial y le gusta clasificar, dar nombre a las cosas. Uno es caos, el otro
es orden. Y es ahí donde surgen todas las discrepancias con estos dos signos.
Es ciencia y es religión, y está claro, porque está claro, que la mayoría de
los científicos consideran que es la entropía (el desorden) la que gobierna el
Universo y los religiosos, hablan del Orden Divino. Caos y Orden, eso es Piscis
y Virgo. Es el humano y es Dios. Piscis
es intuición, psiquismo, mediumnidad pura, mientras que Virgo, son fórmulas
matemáticas, estadísticas e hipótesis. Todo esto me recuerda un poco la antigua
Grecia, los filósofos de aquel entonces. Pero, en especial, esta luna llena me
hace pensar en Platón y Aristóteles, te diré el por qué y de paso te diré al
menos a mi parecer cuál es el mensaje de este plenilunio.
La teoría de las
formas o del mundo de las ideas, es sin dudar
el núcleo de la filosofía platónica, lo que nos parece real no lo es, el
mundo material está modificado por nuestros sentidos, lo vivimos desde la
imperfección de nuestro cuerpo, mientras que el mundo de las ideas y de los
sueños, es el mundo real, porque se genera cuando nuestra alma recuerda el
mundo perfecto y verdadero del que procede. En realidad esa contraposición de
estos dos mundos es la contraposición del eje Virgo-Piscis, pero, para mí, ese
punto de equidad entre estos dos signos no lo trae Platón, sino Aristóteles,
quien fuese discípulo de Platón.
Al contrario de
su maestro, Aristóteles planteaba la posibilidad de que el mundo físico es el
verdadero, que nuestra alma se libera y empieza a estar a gusto, cuando tenemos
el control de nuestro cuerpo, cuando actuamos de forma mesurada, cuando mostramos
nuestro raciocinio. La famosa vida racional aristotélica Pero, para llevar una
vida racional, es preciso, además, que hayamos aprendido a administrar
convenientemente nuestros deseos y nuestras pasiones. En su respuesta a las
exigencias del cuerpo y del alma, nuestro yo racional debe encontrar un equilibrio
entre el exceso y el defecto. Por
ejemplo, frente a la cobardía y la temeridad, hemos de actuar con valentía;
frente al despilfarro y la tacañería, hemos de hacerlo con generosidad.
El hombre es
virtuoso según Aristóteles cuando su voluntad ha adquirido el hábito de actuar
rectamente, de acuerdo con ese punto medio que evite tanto el exceso como la
carencia. Y eso es precisamente lo que nos trae esta luna llena en Virgo, esa
virtud o Areté, o al menos la búsqueda de ella. Virgo nos invita a encontrarle
la utilidad a lo que hacemos, a sacar el mayor provecho del mundo físico, pero,
a la vez iniciar el camino hacia nuestro yo más elevado y espiritual (Piscis),
como Aristóteles lo planteaba, el camino hacia esa iluminación se logra aquí a
través del uso correcto de la razón.
Este es el momento
para actuar según la razón, lo práctico y lo concreto, hacerlo de otra manera, dejándonos
influir por las pasiones y el desaforo lo único que podría generar es temor
ante los cambios venideros cuando en realidad debemos ver estos cambios como la
oportunidad para avanzar con mayor velocidad hacia la conquista de todas
nuestras metas.
¡Feliz
plenilunio!
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