Este 25 de diciembre una fecha para el regocijo, la esperanza
y el perdón. Además de haber sido el día de la navidad, Júpiter, el más grande de todos
los planetas de nuestro sistema solar, despertó, dejando así su paso retrógrado
e iniciando de nuevo su recorrido por el signo del toro.
Júpiter retomará su movimiento directo a los 0°21´del signo
de tauro, un signo fijo y de tierra. Al
volver a estar directo y a la combinación de Marte retrógrado en el signo de
Virgo, se activará en este 2012, una vez más el gran trino de tierra, una
configuración planetaria que incluirá también a Plutón en Capricornio.
El brillo de Apolo, la bondad de Zeus
Júpiter es un planeta bastante distante de la tierra pero su
brillo y su gran tamaño lo hace visible desde aquí incluso sin la ayuda de
telescopio, de hecho es el planeta más luminoso en nuestro firmamento, a
excepción de algunos raros y poco usuales periodos en los que es superado por
Marte.
Júpiter es un planeta con una paradoja, la paradoja de la
Estrella-Planeta. Desde el punto de vista de la astrofísica, se nos ha dicho
siempre que para que se forme un Sol, se necesita una gran masa, Júpiter posee
esa masa, es de hecho un gigante planetario, sus dimensiones son colosales, al
punto que la suma de todos los demás planetas y el Sol no llegan a dar como
resultado, ni siquiera se aproxima a la masa de él.
Así que Júpiter podría ser un Sol, una estrella pero no lo
es. Sin embargo, es un planeta con brillo propio. Quizás debido a esto, el
Júpiter astrológico juega el papel de la “buena estrella” en nuestros
horóscopos. A Júpiter lo relacionamos con la expansión de nuestros proyectos
(en directo es tangible, en rx es interiorización); con el optimismo necesario
para lograr nuestros objetivos (le da brillo a nuestro sol) con los grandes
viajes, las nuevas culturas, con todo aquello que despierte nuestra consciencia
y nos haga ver que no estamos solos, ni que nuestro punto de vista es el único.
Zeus (Júpiter) es el padre de la mayoría de los dioses, y también
es su rey. Es el Deus Pater, su relación con los humanos es muy estrecha, a tal
punto que en las misma mitología, se le describe como un dios muy “encariñado y
amoroso” con las féminas y porqué no con uno que otro espécimen masculino de la
raza humana. Júpiter no discrimina y ese contacto Dios-Humano, que termina
siempre en el nacimiento de un héroe, nos da a entender que de la fusión de
nuestra divinidad con nuestra humanidad siempre surgirá un hecho, una idea que
puede cambiar nuestra vida.
Las tibias huellas de un rey caritativo
Hay una bella
historia navideña que nos recuerda la bondad de Júpiter en Tauro, es la
historia del rey Wenceslao, un relato que se narra en forma de villancico, en
algunos países de habla inglesa, el 26 de diciembre durante las celebraciones
del día de San Esteban.
El villancico cuenta la costumbre del Rey Wenceslao de
visitar durante las noches de nieve, las iglesias, su caminata la hacía
descalzo, mientras su paje estaba a punto de renunciar a tan extraña costumbre,
debido al frío nocturno. El rey continua con entusiasmo y logra que su paje
también lo logré, debido al calor que emana las huellas del monarca sobre la
nieve.
Así, al igual que el Rey Wenceslao será el tránsito de
Júpiter por Tauro, tendremos momentos de adversidad en los que querremos
dimitir y dejar todo atrás, pero el paso firme de Júpiter dejará una impronta
tibia que nos hará continuar con entusiasmo y alcanzar nuestras metas.
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