A veces pareciera
que mi vida está cargada de pactos invisibles, uno de esos se remonta a hace
unos 6 años en el pasado. En ese entonces, ni siquiera pensé que dejaría mi
profesión de farmacéutico algún día, que conocería a tanta gente y mucho menos
que poco a poco, me convertiría en alguien más acorde con mi mundo interior. Era finales de noviembre del 2008 y Plutón
volvía a entrar en Capricornio, lo había hecho a principios de año, había
retrogradado a Sagitario y regresaba a Capricornio.
Yo no escribía
nada de astrología, hablaba de este tema con un grupo de amigos muy reducidos,
no formaba parte de ninguna red social. Sin embargo, mi mejor amigo, quien
nunca logró entender nada acerca de mis tecnicismos astrológicos, me dijo ese
lluvioso día de noviembre: ¡Hey, Danny!, ¿ahora qué? ¿moriré cuando Plutón en
Capricornio le haga cuadratura a mi Sol en Aries? Jajajaja, me reía con él,
porque de tanto oírme decir que ya empezaba a sentir la cuadratura de Plutón en
Capricornio a mi Sol. Él lo memorizó, y además cumplíamos años casi el mismo
día (él 23 de marzo, yo, el 25)… Yo le contesté: “seguramente, si alguno de alguno
de los dos, uno ha de morir, ese seré
yo, cuando Plutón cruce mi ascendente…” él me respondió: “jajajaja, eso a mí no
me pasará soy ascendente Virgo, verdad,
Danny?, “Sí, Shawn, así es” –le respondí-
hubo de repente, un momento de silencio, y tratando de olvidarnos del miedo,
me dijo: “ We´re roaches, survivors,anyway!” (
Somos cucarachas, sobrevivientes! en realidad la conversación fue en inglés) "Sí
verdad, sobreviviremos a todo"-le contesté-. Esa noche, mientras hablaba,
meditaba o rezaba, (nunca he estado muy seguro que es eso que hago antes de
dormirme). Le decía a Plutón: “Si algún día escribo o me dedico a la astrología
y si tú no me matas, aunque seguro que no, porque mi Sol está opuesto a ti, escribiré cosas buenas tuyas” Esa noche pacté
con Plutón, sin saberlo… hoy varios años después, me toca cumplir esa promesa.
Por supuesto,
estamos en abril del 2014, y tengo ya a Plutón asentado por mi ascendente, ¿Morí?
Ciertamente, de alguna manera así fue, y también fue doloroso el proceso, un
proceso que involucró también a mi amigo Shawn, ahora, él luego, de una
convulsión fue diagnosticado con una encefalopatía metabólica y quedó
catalogado como “disable” nunca según los médicos volverá a integrarse en la
sociedad. Él no puede hablar, es totalmente dependiente de los demás, y yo ya
ni siquiera puedo verlo pues fue enviado de vuelta a su país, a su familia.
Incluso, ayer (tomando en cuenta el día que estoy escribiendo este artículo)
tuvo un infarto cardíaco, pero, "we are roaches" y aquí estamos, de alguna manera,
él sigue conmigo, seguro es parte de tener ya a Plutón en el ascendente y a
Neptuno en tránsito en conjunción aplicativa con mi Mercurio en Piscis. Sí, ha sido duro, pero, yo debo cumplir la
promesa, hablar bien de Plutón, y lo haré ya no por cumplir mi parte del pacto,
sino porque en realidad hay un Plutón del que nunca he hablado, ese Plutón
liminal que algunos conocen y otros no.
Quienes me han
leído desde siempre seguro recordarán notas en las que quería dinamitar a
Plutón, en otras le llamaba Mr. P, lo he comparado con el vuelo del águila, con
el Opus Magnum alquímico, incluso hasta con el mismo Darth Vader, pero, lo que
muy pocos saben es que el aspecto más partil en mi carta natal es la oposición
del Sol a mi Plutón. Así que él es parte
de mí, por eso aquel pacto de una noche de noviembre de hace unos años atrás,
también era un pacto con una parte de mí mismo. Así que hoy, a punto de que Plutón inicie su
retrogradación anual te contaré de ese otro Plutón, ese del que no he hablado
hasta el día de hoy.
Para empezar, sabemos que Plutón forma parte de esa tríada que han llamado planetas colectivos, o, incluso transpersonal, exteriores, mientras que los otros siete, los planetas de siempre, se le llaman personales. Yo, desde hace unos meses, he preferido separarlos en finitos e infinitos.
Sí porque desde
el Sol hasta Saturno, todos estos plantean situaciones finitas, en las que todo
parece girar en torno a nuestras decisiones, mientras que desde Quirón hasta
Plutón, parece que los límites se expanden, quizás por eso, también, siempre me
ha parecido más correcto llamarles transsaturno
porque al representar Saturno las limitaciones, al pasar al resto, el mundo
y sus barreras quedan atrás, de alguna manera, Urano, Neptuno y Plutón, te
liberan de las ataduras, no incluyo a Quirón, porque más bien el funge como
puente entre ese mundo finito hacia el mundo infinito, desde lo posible hasta
lo imposible.
En su momento,
Saturno fue el más lejano de todos los planetas, ahora lo es Plutón, de alguna
manera podríamos decir que Plutón es el nuevo Saturno, pero, ¿es en realidad
así? ¿Es tan maléfico Plutón como lo fue en la antigüedad Saturno?
A Saturno se le relaciona con el Karma, pero, más con la ley de la causa y el efecto, es acción reacción, si no prestas atención a lo que haces, puede que de alguna manera termines pagando el precio de tu descuido, Saturno es la estructura ósea, rige a Capricornio, un signo de tierra y te recuerda aquello de “Polvo eres y en polvo te convertirás”, Saturno es el tiempo, así que nos recuerda que tarde o temprano nos llegará la hora y que todo termina. En cambio, Plutón, tiene un papel kármico que va más allá de toda ley humana, de toda consecuencia relacionada con tus acciones, Plutón te recuerdas que debes de resurgir de tus cenizas, y que si algún día te llega tu tiempo aquí, igual volverás, siendo otra persona. Plutón es Hades, el guardián del Inframundo, Plutón es el regente de Escorpio, un signo profundo y misterioso, cargado de rituales de paso, de rituales escatológicos, la muerte es inevitable, pero, no es el fin, te lo dicen tanto Plutón como Escorpio y la casa 8.
Sí, el nuevo
límite, el nuevo contenedor, es Plutón, pero, ya no contiene en una estructura
ósea cubierta de piel, a nuestra alma encerrada en una vida sin recuerdos, en
un mundo concreto. Plutón es el nuevo contenedor, pero, al igual que el Hades,
del Inframundo, en él se encuentra las almas esperando su momento de regresar,
de aprender, de enseñar. Ese es el otro
Plutón, el infinito Plutón, el que te hace entender que nada acaba que todo
continúa, que el fin siempre es un principio, y que todos estamos unidos de una u otra forma con un todo que necesita
de cada uno de nosotros. Te hablo de este Plutón, porque en su fase retrógrada,
Plutón es más Plutón, nuestra alma se arriesga a recordar, nuestro cuerpo ya no
le quiere sostener y debemos dejar que esto ocurra, hay una separación, una
ruptura que tarde o temprano ocurrirá y es esa. No te hablo de Muerte te hablo
de transformación, no te hablo de tristeza te hablo de serenidad. No te hablo de abandono, te hablo de
liberación.
Sí, la Liberación
te hace conocer a ese otro Plutón, el de los milagros, el de las transformaciones,
pero, si quieres conocer su poder tienes que soltar, dejar que lo inevitable
suceda, al soltar, esa parte etérea que
llamamos alma abre los ojos, y ya el mundo no es tan tangible, tan material, ya
tú tampoco lo eres, conoces tu camino, pero, ya no se trata de ser el mejor, de
sobresalir, se trata de ser feliz, de disfrutar el día a día, de ayudar a otros
a encontrarse a sí mismos, de entender que la soledad por más crónica que
pareciera ser en tu vida, es pasajera, que todos estamos unidos en un nivel inefable
de intimidad.
Volviendo a mi
amigo, por supuesto, como cualquier otra persona, me pregunto: ¿Cómo terminará
su historia? Igual, de la misma forma en que terminará la mía, un día ya no
estará, un día su alma volverá a casa como su cuerpo lo hizo hace unos días
atrás. Un día estaremos juntos y quizás suene aquella vieja canción de Bryan
Ferry y Roxy Music: “More than this, there is nothing” Sí porque más allá de
Plutón ya no queda nada, tan solo volver a empezar y esta vez realmente desde
cero.
Y esta canción en la versión que me gusta más, la original....
No hay comentarios:
Publicar un comentario