Desde hace unos
años atrás, en especial el 2008, empecé a darle una especie de seguimiento a
Eris, de hecho, había captado mi atención desde el momento que por su culpa
Plutón, el de la astronomía y no de la astrología, fue colocado en una especie
de degradación, pues fue por culpa de Eris, que se creó una nueva clasificación
la de “Planeta Enano” y en ella quedó relegada Eris junto con Plutón.
Eris tuvo una especie
de boom en la astrología y al poco tiempo se empezaron conocer efemérides de su
posición y algunos astrólogos empezamos a hacer nuestras investigaciones, a ver
que tanto coincidia en las cartas astrales su significado arquetípico, porque
Eris tiene mucho peso, dentro de la mitología, su rol más conocido es como la
diosa de la Discordia. Eris incluso es el nombre griego, su versión romana es
simplemente: DISCORDIA.
De todos esos análisis
escribí algunas notas que milagrosamente sobrevivieron a mi ataque compulsivo
del 2010, cuando Saturno se opuso a mi Sol al mismo tiempo que Plutón le hacía
cuadratura y yo eliminé muchos artículos de mi computadora
Pero, ¿quién es
esta nueva diosa?, y ¿Cómo podemos interpretar su localización en nuestras
cartas astrales? Hoy, no pienso
contestar esas dos preguntas, sin embargo, quisiera hacerte recordar la historia
de la mitología griega por la que es más conocida Eris y así empezar un viaje
por este mundo tan discordante de Eris.
En ella se narra
como Eris incitó la Guerra de Troya y
describe muy bien el porqué de su reputación instigadora de la discordia.
“ Eris no fue
invitada a las fiestas nupciales de Peleo
y Tetis, él, el rey de Egina, ella una nereida (ninfa marina), Por supuesto, este descuido provocó
en la diosa, el enojo. Así, que de todas formas osó presentarse en el banquete
y lanzó una manzana de oro, con la inscripción: Kallisti, que en griego, viene
siendo algo, así, como “¡para la más hermosa!”
Por supuesto,
todas las diosas invitadas se pelearon por ser dueñas de tan magnífico fruto,
pero de todas ellas, sólo tres quedaron hasta el final. Hera (Juno, un
asteroide), Atenea (Palas, otro asteroide) y Afrodita (Venus, un planeta).
Estas diosas, seguían deseosas de saber a quién pertenecía la manzana dorada, y
por tal razón solicitaron al mismo Zeus, que decidiera.
Zeus, no
obstante, actúo de forma esquiva, o sabia (dependiendo de tu punto de vista) y
rechazó ser el juez de tan difícil cuestionamiento, y en cambio dirigió la
atención hacia el joven Paris, hijo abandonado del rey de Troya.
Las tres
poderosas diosas se presentaron ante Paris con la manzana de la discordia, y le
pidieron que decidiera cual de las tres era la más hermosa, y por ende dueña
del preciado fruto. En secreto, cada una de ellas intento influir en el
veredicto, Hera le prometió poder político y gran renombre, Atenea, la victoria
en cualquier guerra. Pero, Afrodita, simplemente, le ofreció a la mujer más
bella de la Tierra. Y como es de esperarse, de un joven en una edad en la que
testosterona ebulle sin control, Paris se decidió a favor de la diosa del
Amor.
En algunas
versiones de esta historia, se sospecha que Paris creyó que gozaría de los
placeres carnales de la misma Afrodita, sin embargo, queda claro, que la diosa,
le había ofrecido la mujer más hermosa y ella era más que una mujer. Era
evidentemente, una diosa del Olimpo.
Afrodita, no
obstante, cumplió su palabra, y manipuló todas las circunstancias para que el
joven París, reclamará su tan preciado trofeo: La bellísima Helena de Esparta,
pero ella, la más bella de las mujeres sobre la faz de la Tierra, no era una
mujer soltera, estaba casada con el rey Menelao.
Paris llega a
Esparta, seduce a la reina con ayuda de Afrodita, y la rapta y lleva a Troya,
mientras Menalao se encontraba en Creta.
Y es así como se inicia la famosa
Guerra de Troya”
¡Kallisti!, ¡A la
más hermosa!... Una expresión que ha sobrevivido por milenios, es el vocablo
griego, con los que todos relacionamos a Eris, la diosa de la discordia.
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